Confesaré que, al igual que amo los grandes clásicos de la primera mitad del siglo XX, también disfruto con creces con el cine de acción, y soy de los que opinan que las películas de este género (muy maltratado, por cierto) tienen más encanto en su época de gloria (años 80 y primera mitad de los 90).
Sin pretender hacer una tesis sobre las películas de acción (al menos en esta entrada), quiero centrarme en un punto curioso y que me ha llamado la atención, pues casi todo el mundo lo ha obviado y al menos considero que merece una entrada en un blog de cine como este en el que estáis ahora. Se trata de la poco comentada similitud entre "La jungla de cristal", "Alerta máxima", "Pasajero 57" y "Muerte súbita".
La jungla de cristal (Die hard) es una película del año 1988, dirigida por John McTiernan en la que un policía llamado John McLane (Bruce Willis) va a visitar a su mujer (Bonnie Bedelia) al lujoso edificio de oficinas Nakatomi Plaza. Al rascacielos llega un grupo de terroristas liderado por Hans Grubber (Alan Rickman), que retienen a todos en un punto concreto del interior de este. A todos menos a John McLane, que, sin verse nunca cara a cara con el malo jefe, emprende una lucha a muerte contra todos los terroristas usando todo tipo de armas para evitar que se salgan con la suya y, por supuesto, para salvar a su mujer. El enfrentamiento final entre el protagonista y el villano jefe es novedoso, ingenioso, cargado de adrenalina y con recursos cinematográficos nunca utilizados hasta la fecha.
Tiene unas secuencias de acción trepidantes, demenciales, originales y genialmente rodadas. Para su época fue una bomba de relojería, tanto, que posteriormente nacieron otras tres películas... digamos... similares, que se ofrecieron y vieron la luz como proyectos originales del cine de acción pero que muchos opinamos que beben de las fuentes de La jungla de cristal, al menos un poco. De todos modos, este extraordinario film será siempre recordado para los amantes del cine.
Echemos un vistazo:
En primer lugar, tenemos a ese hombre que si está alegre pone cara de piedra, si está triste pone cara de piedra, si está enfadado pone cara de piedra y si está preocupado pone cara de piedra. Sí, me refiero a Steven Seagal. En 1992 se estrenó Alerta máxima (Under siege), dirigida por Andrew Davis. En la que un grupo de terroristas, esta vez liderado por el gran actor Tommy Lee Jones (aquí en un papel que no debió haber aceptado, desde mi punto de vista) se presenta en el barco como un grupo de rock que va a dar un concierto para amenizar el viaje de los pasajeros, simulando cada uno de los villanos ser un músico. En el trascurso del falso concierto, sacan sus armas y comienzan a apresar a los pasajeros del Missouri. Pero... ¿retienen a todos? No, por supuesto. El tipo duro Casey Ryback (Steven Seagal) trabaja de cocinero en el barco, y consigue vacilar las órdenes del grupo de Tommy Lee Jones, comenzando una lucha a muerte por la supervivencia. Las cosas como son: El personaje que interpreta Seagal en este film es más ingenioso e inteligente que el que encarna Willis en la susodicha, aunque no por ello mejor. De repente, una chica sale de un pastel gigante, y junto con Casey Ryback se une a la perseverancia.
Entretiene, está bien dirigida, es muy digna como película y lo pasas realmente bien, pero está mucho más que claro que ha metido el morro en el barreño de La jungla de cristal.
Por último, comentar personalmente que el enfrentamiento final entre Seagal y Jones es tan vacío y tan carente de emoción que le hace restar algunos puntos más a la cinta. No tiene esa chispa y esa carga de nervio que deberían tener las últimas peleas de este cine.
En el mismo año, nació otra película protagonizada por un tipo que siempre me ha caído muy simpático: Weasley Snipes. El film al que hago referencia es Pasajero 57 (Passenger 57), cuyo director es Kevin Hooks. Esta vez, la trama se desarrolla en un avión. Un cachondo policía llamado John Cutter (Weasley Snipes) viaja en un avión por motivos que no recuerdo (no os quiero engañar). En el mismo, viajan unos terroristas haciéndose pasar por pasajeros convencionales, y poco después, descubrimos que una de las bellas azafatas está con ellos infiltrada. A Cutter le entran ganas de utilizar el cuarto de baño, y durante este tramo, el grupo de terroristas infiltrado entre los civiles, se revela y rápidamente toma como rehenes al resto de pasajeros, pero... ¡Oh, sorpresa! A todos menos a John Cutter, que se entera del follón desde un punto aislado.
A la cabeza de la banda está el convincente actor Bruce Payne, que descubrimos al inicio del largometraje que cada cierto tiempo se cambia de rostro para huir con mayor facilidad de las autoridades. Es un malo frío, muy sanguinario, con ideas muy retorcidas y que convence mucho. Weasley Snipes está correcto en su papel de miembro de la lucha antiterrorista. Pese a que no hay mucha química entre los dos, el enfrentamiento final es gozoso y se disfruta mucho, por lo menos hace que te remuevas en un asiento, que no es poco. Como habréis visto, la historia es muy similar a la primeramente citada.
Muy disfrutable película, para pasar un rato de entretenimiento sin más pretensiones. No le pidas más que eso.
Por último y, para mi gusto, la mejor después de La jungla de cristal. La que ahora nos ocupa es Muerte súbita (Sudden death), dirigida en 1995 por Peter Hyams. Aquí, tenemos como escenario de tiros, patadas y puñetazos un estadio de hockey sobre hielo. Durante la final de un importante partido, unos terroristas se apoderan del palco de honor, en el que se encuentra el vicepresidente de los EEUU y algunos altos cargos más. Jean Claude Van Damme interpreta a Darren McCord, que asiste al partido con su hijo pequeño. Es el único del público que se entera de que unos villanos están extorsionando a víctimas inocentes y de que todos los bajos del estadio de hockey están repletos de bombas que pueden explotar en cualquier momento. El malo (interpretado por Powers Boothe) está bastante bien en su papel, aunque realiza algunas acciones injustificadas. Lejos de eso, el desarrollo trepidante y adrenalítico de la historia es muy notable, y Van Damme hace el papel de su carrera.
Como curiosidad, comentar una de las secuencias más curiosas del film. Uno de los malos está disfrazado de pollo gigante, y se emprende una pelea cuerpo a cuerpo entre McCord y éste bastante buena. Esto dio lugar posteriormente a esos absurdos capítulos de Padre de Familia en los que Peter pelea con un pollo de su tamaño sin venir a cuento.
La secuencia final Van Damme - Boothe es, sencillamente alucinante y digna de ver.
Como curiosidad (aunque las curiosidades de cine las dejo a Rubén Peral), comentar que La jungla de cristal nació originalmente como la segunda parte de Commando, e iba a ser protagonizada por Arnold Schwarzenegger. Los productores quedaron tan encantados con el guión, que prefirieron hacer de ella una película independiente.
¡Un abrazo, amantes del invento de los Hermanos Lumiere!
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